martes, 30 de junio de 2009

El traje de soldado


“Tengo la persuasión de que la respetabilidad del gobernante le viene de la ley y de un recto proceder y no de trajes ni de aparatos militares propios sólo para los reyes de teatro”
Benito Juárez


Ante la inminente ¿contienda? electoral, que supone más una broma estudiantil de cuando uno “vota” por el Consejero Representante, al mandatario nacional, apoderado momentáneo de la Residencia de Los Pinos, no se le ocurre otra cosa que seguir promoviendo el voto a favor del PAN, vía los reportes y notas –sangrientas y al estilo de las mejores películas de los hermanos Almada- (quienes merecen mis respetos por su estilo que casi la mayoría recordamos) acerca de las “acciones” emprendidas en la batalla contra el crimen organizado, la cual según sus palabras “vamos ganando”; Felipe Calderón ensimismado en su discurso repetido quinientas veces o más, redunda como una grabación, que “no vamos a dejar que el narco o los criminales ganen esta guerra”. Pareciera que al Señor Presidente, se le hubiera convertido en una obsesión el hecho de hacerle creer a la gente que en México no hay más problemas que éste, claro está por ser el que mas ruido y pánico causa entre la población.
Las balas matan, los secuestros provocan miedo, las extorsiones causan pánico, es verdad; las drogas matan al que las consume, al que las vende, al que las transporta, al que las fabrica, es cierto; el que lava dinero también es un criminal, al igual que el político que transforma su discurso y pierde sus ideales para regocijarse en la endeble sábana del poder –inexistente- Pero, Sr. Presidente, la falta de empleos, los aumentos en la canasta básica, los altísimos impuestos que solo logran pagar-engañar, aquellos mega empresarios que juegan a “ganar-ganar”; la falta de estructuración en los proyectos agropecuarios, la falta de interés hacía el sector magisterial y la educación.
Sr. Presidente, no puede andar todo el día con el traje de soldado, cargando un fusil que ni siquiera sabe disparar, dándole el poder a los militares que se sabe, lo tienen del cuello.
Sr, Presidente, aunque Ud. no lo crea, también en México habitan mexicanos, no solo cifras, en el México real, vive gente que ante la falta de empleos dignos, de empleos creados por y para mexicanos, se van al “norte”, sufren las mil batallas para intentar pasar y luego desde allá, mandan dólares que mueven nuestra economía, esa que usted tanto se empeña en regalar al vecino país.
Su traje de soldado tiene manchas de lodo y sangre, del lodo de nuestro campo empantanado y viciado, de sangre de mexicanos que en estos tiempos, han muerto a falta de comida, medicamento, educación, oportunidades… su traje de soldado, tiene sudor, de la frente de los que día a día, trabajan comprometidos con su familia, usted, no se ha dado cuenta que su familia son los mexicanos.
No basta comerse un taco de carnitas, luego de haberle puesto a la Nación un “tapa bocas”, no basta con fruncir el ceño, por que con eso no nos demuestra nada, ni siquiera le aporta un poco de presencia a su imagen.
La batalla verdadera, Sr. Presidente, la libran al día los miles de obreros, de campesinos, de empleados de empresas trasnacionales que van dejando su vida al servicio de los magnates extranjeros; la verdadera batalla, la sufren los maestros de las zonas marginadas que ante la escases de recursos, se las ingenian para realizar su trabajo. La apatía, genera lo mismo.
Recuerde señor presidente, que su paso es temporal y su abordaje involuntario en el poder, será historia, luego si no se le ha olvidado, seguirá siendo mexicano…

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